Bullas se encuentra en la Comarca del Noroeste de Murcia, enclavado entre los términos municipales de Cehegín y Mula, a 53 km de la capital de la Región. La principal vía de comunicación para llegar a la localidad es la Autovía del Noroeste - Río Mula (también denominada C-415) que une Murcia con Caravaca de la Cruz.
Los viajeros que se desplacen desde fuera de la Región de Murcia pueden enlazar con esta Autovía en Murcia para llegar fácilmente a Bullas (desde la A-7 si vienen de Andalucía o Levante, o desde la A-30 si lo hacen desde La Mancha).
El Municipio de Bullas, con una población aproximada de 11.500 habitantes y un término municipal de 82,2 Km2 de extensión, se encuentra enclavado en la Comarca del Noroeste de Murcia, entre los municipios de Cehegín y Mula. El casco urbano de la localidad se encuentra 653 m sobre el nivel del mar, siendo una de las poblaciones a mayor altitud de la Región de Murcia.
Bullas presenta unas características naturales, socioeconómicas y culturales propias, donde la vid y el vino son unos de sus principales protagonistas.
La puesta en valor de estos recursos naturales, históricos, culturales, etc. es algo primordial para poder desarrollar el potencial económico de una zona que debe rivalizar con mercados cada vez más competitivos. La calidad o la potenciación de productos diferenciados con un alto valor añadido ligado al territorio, se convierten en objetivos a conseguir si se quiere trabajar en el desarrollo sostenible de un área.
En la actualidad, debemos tener en cuenta que la competitividad es entre territorios, más que entre productos, tal y como afirmaba, el profesor Romano Toppan de la Universidad de Verona, en un reciente encuentro del Proyecto Vinum Est celebrado en Hungría. De esta forma "el marketing de un producto es más eficaz, en una época de globalización, cuantos más significados conectados a la especificidad de su territorio contiene dentro de su marca”.
Desde este punto de vista, la existencia en Bullas de más de 2.500 Has dedicadas a la producción de vino, y la presencia de un Consejo Regulador de la Denominación de Origen "Bullas", creado en 1994, donde se integran ocho municipios, con más de 5.500 Has de viñedos, así como el peso de la tradición vitivinícola del área, dan idea de la importancia del vino a la hora de promocionar este territorio, convirtiéndose, de ese modo, en elemento diferenciador y definidor del espacio.
Como consecuencia, es lógico y debe ser un objetivo fundamental el ligar la promoción del municipio y su área de producción al desarrollo del Turismo Enológico, como elemento que puede completar y complementar la importante oferta turística de nuestra comarca.
UN POCO DE HISTORIA.
Desde siempre Bullas ha mostrado una secular dedicación al cultivo de la vid y a la elaboración de vino, como se desprende del hallazgo en la villa romana de Los Cantos de la escultura del NIÑO DE LAS UVAS o en la documentación conservada en diversos archivos desde la Edad Media (destaca la descripción del historiador Martín de Ambel sobre la producción de vino en Bullas o el Acta Capitular de 1849 que describe la forma artesanal de hacer vino). Sólo en su casco urbano se conservan total o parcialmente más de 200 bodegas tradicionales, la mayoría construidas entre los siglos XVII y XIX.
Bullas, además de contar con sus ya conocidos atractivos naturales, arquitectónicos, históricos, artesanales, etc., es un municipio tradicionalmente ligado a la cultura del vino.
El único medio de subsistencia que había en Bullas hasta mediados del siglo XX, era la agricultura.
La sociedad bullense creció merced al sector primario, cultivando y recogiendo diferentes productos del campo, en especial los cereales (durante el siglo XVIII), que se unió al cultivo de la vid que llega hasta nuestros días.
En un primer momento, la práctica de consumir vino quedaba restringida a las clases sociales de mayor prestigio. El consumo de éste estaba reservado a unos pocos privilegiados, e iba a marcar la moda de las clases más acomodadas de la sociedad ibérica. Además se tiene constancia del interés de la Aristocracia reinante por ejercer el control directo sobre el proceso de elaboración de vino en los inicios de la cultura ibérica. Aparecen numerosos elementos arqueológicos en los diferentes municipios que componen la D.O. Bullas conservándose en el Cigarralejo (museo ibérico de Mula) numerosas cerámicas griegas de importación.
En la dominación romana es cuando comienzan a extenderse por los campos de Hispania. En Bullas encontramos elementos relacionados con la tradición vitivinícola (el niño de las uvas, el sello del Castellar, etc.).
La cercanía de la importante ciudad y puerto de Cartagena hará crecer la producción del vino en zonas del interior, como es el caso de la villa de Los Cantos y la de El Romero.
Durante el periodo visigodo el impulso comercial que los romanos mantenían por el mediterráneo decae a la vez que crece la demanda auspiciada por las comunidades religiosas y monacales.
La producción de vino sufre un retroceso con la expansión del Islam (por las limitaciones del Corán).
La Reconquista trae de nuevo a los monjes cultivadores de la vid, considerando al vino como un elemento de primera necesidad propiciando así su expansión.
A partir del s. XVI, la desaparición de la frontera conlleva un aumento de población y permite la extensión de los terrenos cultivables.
Los estímulos comerciales favorecen la introducción de nuevos cultivos, así como la expansión de los viñedos y, con ello, un considerable aumento de la producción de vino. Mientras en Bullas iba a seguir el proceso inverso, ya que durante el s. XV y XVI quedaría despoblada. Un siglo más tarde la situación cambiaría de nuevo (concretamente el año 1960).
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